Como cada año, el último domingo del mes de octubre se pone fin al horario de verano, empezando el de invierno, para el que es necesario retrasar el reloj una hora.
Concretamente, será durante la madrugada que va del sábado 30 de octubre al domingo 31 de octubre de 2021 cuando se lleve a cabo el cambio, por lo cual a las 03.00 horas volverán a ser las 02.00 horas (horario oficial peninsular).
La modificación horaria de otoño se aplica en todos los países de la Unión Europea (UE), a fin de ajustar la jornada laboral en las horas de luz natural. En el caso de las Islas Canarias, donde siempre es una hora menos, este cambio horario se producirá una hora antes, por lo cual a las 02.00 horas será la 01.00 horas.
Con este cambio, la noche tendrá una hora más y, como consecuencia, a partir de este momento, empezará el día una hora antes, aunque también oscurecerá más temprano.
En Europa, el debate sobre este cambio de hora, que también se lleva a cabo en otros países, continúa abierto. Son muchas las personas que están en contra de atrasar y avanzar la hora dos veces cada año, algo que se hace con el objetivo de ahorrar energía y ganar horas de luz.
¿Qué día hay que cambiar la hora?
El cambio al horario de invierno en España se produce la madrugada del último domingo de octubre, que este año coincide con el último día del mes, el 31. Esto es así desde 1996: antes el cambio temprano de otoño se llevaba a cabo el último domingo de septiembre.
¿Cómo te afectará el horario de invierno?
El efecto más inmediato del cambio de hora es que empezará el día y oscurecerá una hora antes, por lo cual dispondremos de menos tiempo de luz solar por las tardes (y más por las mañanas). Los expertos sostienen que el horario de invierno facilita una mejor adecuación entre la luz natural y el ritmo de actividad mayoritario de la población. Al amanecer más temprana, más gente disfrutará de luz solar cuando se levante, lo cual supone un claro beneficio en términos de salud.
El cambio al horario de invierno puede afectar sobre todo las personas con patologías, a los bebés lactantes y a las mascotas. Los efectos del cambio en los biorritmos resultan similares, pero menos bruscos que el fenómeno ‘jet-lag’, que se produce después de un largo viaje. Al despertarse, cuando el reloj biológico marca la hora a la cual está acostumbrado, es cuando se producen alteraciones, aunque en poco tiempo el organismo lo compensa y se adapta.
