Más de 80 eventos culturales con una asistencia de público de 6.000 personas sellan el balance del ya clausurado curso académico en el Servicio de Actividades Socioculturales (SASC) de la Universitat Jaume I de Castelló, encargado de desarrollar la dimensión sociocultural de la UJI a través de acciones de formación -que han registrado 70 personas matriculadas en los cursos de teatro y danza-, ciclos artísticos o espectáculos.
«Ha sido un año extraño, como en todos los sectores, pero la gente ha agradecido muchísimo que hayamos continuado con la programación cultural a pesar de las restricciones, el límite de aforos y el resto de medidas a las que ha obligado la actual situación sanitaria», explica Toni Valesa, técnico de cultura y gestor de proyectos en SASC, para quienes la cultura con sello de la UJI «sale revalorizada de este periodo de pandemia, porque se ha visto su importancia social».
El equipo del SASC muestra su satisfacción por el apoyo en la programación diseñada desde este «servicio público» -insisten- y reflejada en los 6.000 asistentes, «incluso con los recortes del aforo al 50%». «Incluso en periodos en los que la Generalitat Valenciana autorizó abrir hasta el 75% las salas, mantuvimos el aforo en la mitad para que la gente se sintiera segura, y seguiremos así hasta que esta situación pase», puntualiza Valesa, también director artístico del Paranimf, epicentro del motor cultural universitario.
De esta etapa compleja, el equipo del SASC trata de filtrar los momentos de incertidumbre y quedarse con «la parte positiva», en alusión a las nuevas fórmulas de interacción y feedback cultural a las que ha obligado en momentos puntuales el confinamiento o las limitaciones de movilidad. «El trabajo en línea no viene a sustituir el directo pero se incorporará como herramienta de trabajo y como un recurso que hasta hoy no se contemplaba, como ha ocurrido de manera especial en los talleres de teatro», apunta Toni Valesa.
Con la agenda 2021-2022 ya en pleno proceso de diseño, el equipo del SASC avanza que mantendrá la línea de «cultura con impacto social» y de «cuidar la estética pero también la ética». Será una programación donde se ponen en valor «temas que hagan reflexionar al público; hablará de paz, de derechos LGTBI, de migraciones, de igualdad; pero yendo más allá del eslogan, porque la intención es hacer pensar».
