El PP no está como para desaprovechar oportunidades a las puertas de un congreso provincial donde ya se comienza a ver el cierre de las heridas de las viejas divisiones internas. La moción de Massalfassar no supone sólo recuperar uno de los bastiones populares fuera del cinturón rojo, sino que es también una llamada de atención de la capacidad de acción en una comarca de 200.000 habitantes.
Una victoria fuera de elecciones no es algo tan inusual, sobre todo desde que se ha ampliado el abanico de partidos en las elecciones municipales. Sin embargo, supone un esfuerzo de negociación donde los partidos ponen toda la carne en el asador: en este caso ha sido un reto para el portavoz del PP Álvaro Montañés quien ha requerido con Modesto Martínez y Miguel Bailach desde la estructura comarcal. Pactar condiciones a la vez con Ciudadanos y Demòcrates Valencians no ha sido tarea de un día.
Higinio Yuste, portavoz de Ciudadanos en la localidad, se ha concebido desde el principio de la legislatura como socio natural de los populares. Sin embargo, esto no les dio la mayoría en 2019 y era necesario conseguir un acuerdo con el exalcalde de Compromís Carles Fontestad, que representaba en solitario el pabellón de Demòcrates Valencians. Repartir la paella entre estas tres líneas de pensamiento en política local no debió ser cosa fácil. Pese a ello, todas las formaciones de la oposición aseguran que los presupuestos y la falta de proyecto local fueron los detonantes de la moción de censura.
En caso de prosperar la moción, para el PP sería la primera victoria en el palmarés de Vicente Mompó, quien al ser el único candidato al congreso interno se le ve ya como presidente de facto. Por su parte Ciudadanos recuperaría terreno tras una concatenación de malos resultados políticos. Y para Demòcrates Valencians la primera alianza de gobierno supone una “prueba del pañuelo” al desmarcarse de Compromís en su camino a convertirse en un PNV valenciano.
