“En qué mala época decidí estudiar una carrera”. Así es como piensan muchos de los estudiantes que decidieron estudiar un grado universitario y se vieron sorprendidos por la pandemia. Aquellos que sentían una vocación y que se sacrificaron por ella, ahora se sienten desanimados al llevar dos cursos de clases online y con un inicio de curso incierto.
Al principio del confinamiento en marzo de 2020 todo el alumnado se volcó con la situación sanitaria y poco se cuestionó qué efectos provocaría la educación online en su formación. Ahora, en verano de 2021 quedan menos de dos meses para empezar el tercer curso semi-presencial y los ánimos están bajo mínimos.
“Las clases online fueron una buena solución en el momento, pero con la nueva normalidad hay que buscar otra alternativa porque nuestra formación en el futuro se verá afectada”. Así de contundente se muestra una de las estudiantes de comunicación audiovisual de la Universitat Politécnica de València, con sede en Gandía, que está preocupada por sus conocimientos.
“Mi grado es mayoritariamente práctico y con la pandemia a penas hemos acudido a la universidad a tocar material. Un cámara o un realizador que no ha roto mano en el plató no sale preparado al mundo laboral”, explica M.A. Y es que muchos han llegado a pensar incluso en abandonar la carrera para retomarla en el futuro.
Si no fuera porque perderían la beca del Ministerio, “muchos de nosotros ya nos habríamos salido”. El profesorado se suma a esta preocupación, ya que día tras día ven cómo se pierde el interés en sus asignaturas: “pensaba que la desilusión venía provocada por el confinamiento, pero el tiempo pasa y veo que la tristeza aumenta. Es una generación con un gran sentimiento de culpa”, analiza uno de los profesores del campus de Gandía.
En este sentido, la Generalitat ya ha comenzado a trabajar en un curso más presencial, aunque aun no ha explicado cómo será el inicio del siguiente curso. Vicent Marzà, conseller de Educación, Deportes y Cultura, adelantó hace unas semanas que el siguiente curso se potenciaría la presencialidad para mejorar las condiciones de los estudiantes. Entre las novedades destacaría el aumento del ratio de alumnos por aula y del número de días presenciales a la semana. No obstante, estas modificaciones solo serían posibles en el caso de que el ritmo de vacunación consiguiera la inmunidad de grupo según lo esperado.
