Desde hace un tiempo he querido permanecer al margen de la opinión política, pero hay una serie de hechos que me hacen imposible mantenerme al margen de lo sucedido. No es por mi, ni siquiera porque tenga la esperanza de que algo va a cambiar en las dinámicas políticas actuales, sino para que no me ocurra lo que nunca me ha ocurrido: que nadie pueda decirme que no lo dije, que no lo advertí a tiempo.
Si el PP nacional está siguiendo un derrotero bastante nefasto para convencer a las mayorías sociales suficientes, más allá del propio desgaste que sufre el desastroso gobierno que encabeza Pedro Sánchez. Ha resultado ser que, tras un año, el PP de Feijoó es el mismo que el PP de Casado. Sólo hace falta ver quienes le rodean y lo asesoran: los de siempre. Cucas Gamarras, Javieres Marotos y Martínez Almeidas que proliferan animando a líderes sin una sola pizca de autocrítica y mucha dosis de MasDeLoMismo para seguir ahí. Y que este tipo de personajes se consoliden en sus cargos sólo se debe a una causa: miedo a tener valentía y afrontar la adversidad con un cambio radical. La política debe ser versátil y sólo dar cabida a quienes merecen la pena de verdad. Sus tiempos ya pasaron, y por animosidad patélida que puedan tener, hay que hacer lo que sea necesario para que marchen dignamente y zanjar el asunto, que ya va siendo hora.
En la Comunitat, Carlos Mazón sabe que puede perder mucho si no consigue presidir la Generalitat. Sabe que si no fuera candidato a las autonómicas podría haber seguido cómodamente en su diputación durante varias legislaturas porque Alicante es, paradójicamente, la provincia más lúdica y activa, y a la vez, la más conservadora de las tres que componen la Comunitat. Y aunque el reto bien vale la pena, qué difícil será conseguirlo escogiendo tan mal como a veces escoge, al menos en nuestra querida provincia de Castellón.
Ese carácter patélido que hemos mencionado, en una más que evidente referencia a las lapas -para quienes no quieran googlear la palabra, está muy presente entre ciertas personas. Y no sólo en las altas esferas populares de Génova. También aquí. Sin ir más lejos, algunos de nuestra provincia, han logrado hacerse hasta con el aprecio del presidenciable Mazón… Y eso es un grave problema. Un enorme peligro. Un riesgo que ningún candidato que no quiera morir (políticamente) en el intento debería asumir. Tampoco debería asumirlo ni tolerarlo nadie en nuestra provincia, porque aquí se sabe bien -y se les conoce aún mejor- de quienes hablamos: Marta, despierta! que no te cuenten camelos, que van a por ti.
David Luís López, miembro de la Associació Valenciana de Crítics d’Art (AVCA) y Profesor de la Universitat Jaume I
