jueves, 18 abril 2024

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Luz verde a la nueva ordenanza de contaminación acústica de València

Esta nueva normativa regula la distancia mínima entre bares y locales de ocio nocturno y prohibe poner la lavadora a partir de las 22.00 horas

El Pleno del Ayuntamiento de València ha aprobado este jueves, con los votos a favor del equipo de gobierno y la abstención de la oposición, la nueva ordenanza de protección contra la contaminación acústica, que sustituye la de 2008, y que introduce varias novedades como un horario para poner la lavadora, el toque de campanas o la obligatoriedad de disponer de un limitador registrador para controlar los niveles de ruido de las actuaciones musicales en la vía pública o en los locales especializados.

Del mismo modo, esta normativa establece una distancia mínima de 65 metros para los locales de ambientación musical -discotecas o pubs- o de 30 metros para actividades sin ambientación musical, como medida preventiva para evitar la acumulación de locales en zonas de la ciudad que puedan estar potencialmente saturadas.

También se introduce la posibilidad de exigencia de un estudio acústico previo a la autorización de mesas y sillas en las terrazas, o una nueva regulación para controlar las mismas que incorporará sanciones con recortes de horario o pérdidas de permiso de ocupación. Asimismo introduce modificaciones y limitaciones en el control de toques de campana y relojes, abordadas con el Arzobispado de València, o  la prohibición de poner música en las playas.

Igualmente, la norma modifica el artículo 59 que hace referencia a las actividades de artes escénicas que puedan generarse en edificios residenciales como una excepción a las prohibiciones existentes en esta materia, lo que constituye una reivindicación histórica del sector teatral.

Durante el debate de esta ordenanza, el concejal de Calidad Acústica, Giuseppe Grezzi, ha mostrado su “satisfacción por esta ordenanza que nos permite tener un marco legal y que afecta directamente a la calidad de vida de la ciudadanía”. “Pretende hacer compatibles las actividades económicas con el descanso del vecindario y la vida normal porque la articulación de un barrio depende de esto” ha señalado el edil, que también ha abogado por que la declaración de ZAS, que complica está normativa y que por ello ha recibido las crítica de la asociación vecinal, “debe ser la última medida”.

Retraso en su aprobación

Por contra los partidos de la oposición han criticado el retraso en la aprobación de esta normativa que se ha tardado casi ocho años en tener luz verde. Al respecto, la concejala del Partido Popular, Julia Climent, ha reprochado “la excesiva demora en aprobar la ordenanza, que ha tardado cerca de dos legislaturas” y ha lamentado que no se ha consultado “con nadie” ni con partidos, vecinos o sectores afectados.

Además, ha asegurado que esta ordenanza no será “la panacea ni el remedio definitivo para el ruido” y que esta debería ir a acompañada de la normativa de convivencia que “no avanza y lleva 5 años en tramitación”. Aún así ha valorado la importancia de disponer de una regulación actualizada de la normativa porque “la actual tiene quince años y necesita ser actualizada para que pueda ser útil”.

Mientras que el concejal de Ciudadanos, Narciso Estellés, ha asegurado que varias de sus propuestas para mejorar ordenanzas y que fueron admitidas en primera estancia han desparecido del documento final y ha señalado que esta normativa “está muy sola y viene tarde” y que se necesita la aprobación de otras ordenanzas que también llevan retraso, como la de civismo y convivencia y la de apartamentos turísticos.

La ordenanza de contaminación se ha demorado y ha tardado cerca de ocho años en aprobarse” ha manifestado el concejal liberal, que también ha solicitado la actuación del “Observatorio de Turismo, un instrumento de control que no está interviniendo”.

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