Lo que deseábamos. Con ganas de Magdalena. Habrá ciclo festivo del 19 al 27 de marzo, con el epicentro en el tercer domingo de Cuaresma. Y lo hará con sentido común ante la pandemia del coronavirus, a tenor de las primeras medidas de seguridad que se van conociendo en el desarrollo de algunos actos ya confirmados.
El concejal de Fiestas del Ayuntamiento de Castellón, Omar Braina, indeciso, dubitativo y con alguna salida de tono en su regreso a la concejalía -ya fue responsable de fiestas en 2018 y 2019-, está demostrando ahora la sensatez necesaria para abordar la organización de los próximos festejos magdaleneros.
De entrada, la romería al Castell Vell volverá tras dos años de ausencia. Un peregrinaje con mascarilla, que, por ahora es obligatoria. No pasa nada. Las miradas en la plaza Mayor con el tapabocas serán más intensas, más sinceras, más cómplices, más de lágrimas de emoción. Una rogativa sin almuerzo oficial, tanto en Sant Roc como en la ermita de la santa penitente, ni tampoco sin el volteo de la campana del oratorio medieval. No pasa nada.
Tras el éxito del nuevo recorrido de la pasada Cabalgata de Reyes, en amplias y grandes avenidas (siempre me han gustado los cortejos urbanos en este tipo de viales), todo apunta a que el Pregó, Desfilada de Gaiates y cabalgata infantil discurran por estas arterias, garantizando las distancias de seguridad y evitando aglomeraciones. Asimismo, se plantea un cambio en el itinerario de la Ofrena de Flors a la Mare de Déu del Lledó, y de escenario para la Encesa de Gaiates.
La reducción de aforos en mesones y locales festeros es otro de los argumentarios que se tienen cuenta en estas fiestas, diferentes en las formas, pero iguales en el sentimiento y en el corazón magdalenero. Hacia falta.
La ciudad turquesa y naranja necesitaba esa explosión de júbilo y alegría que significan nuestra semana grande. Lo importante, vuelve Magdalena, subiremos a la ermita, las gaiatas saldrán al encuentro con su pueblo y celebraremos la consagración de la primavera al castellonense modo. ¡Anem, anem…!
