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viernes, 26 abril 2024

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Manuel Vicent y Joaquín Sorolla: Un diálogo con el mar de fondo

En una entrevista concedida a Actualitat Valenciana, el escritor asegura sentirse unido a la pintura de Sorolla por la experiencia de las mismas sensaciones corporales.

“Cuando recibí la propuesta por parte del Museo Sorolla, pensé que era uno de los encargos más maravillosos que me han hecho en mi vida profesional”.

Así es como el periodista y escritor se decidió a ser el comisario de la exposición “En el mar de Sorolla con Manuel Vicent”, recientemente inaugurada en el Museo Sorolla de Madrid, y que puede verse hasta el próximo 17 de septiembre. Una muestra en la que Vicent ha seleccionado cuidadosamente cincuenta pinturas, doce de ellas inéditas, y ha tejido un relato entre biográfico, literario y estético sobre la pintura de Sorolla, su propia literatura y su relación con el mar.

“Conocía la obra de Sorolla por haberla vivido incluso antes de ver sus cuadros. Llegué a ella a través del mar y el sol de mi infancia”

El mar de Sorolla se convierte en un espacio de creación literaria para Vicent, un lugar desde el que plasmar la realidad de la existencia tal y cómo es, con sus luces y sombras.” Sorolla es para mí la literatura de la luz, la vida aperreada de los pescadores, la dicha de los niños desnudos bañándose con el sol dentro del cuerpo, la contradicción entre la tragedia y el placer”.

– ¿Cómo cree que hay que acercarse a la obra de Sorolla actualmente?

Creo que hay que acercarse con una toalla y un bañador. Mentalmente a uno le apetecería bañarse en ese mar pintado por Sorolla, meterse en uno de sus cuadros.

Además de comisariar la exposición, Vicent ha realizado un texto literario más amplio, que ha sido editado por la Fundación Museo Sorolla, y que se articula en cuatro secciones. En la primera, con el título “El subconsciente está lleno de algas”, se describe la infancia y adolescencia del escritor. En la segunda, “Un drama naturalista bajo la luz del mediterráneo”, se relata la dura vida de los trabajadores del mar. Es el reverso del placer luminoso, un aspecto del pintor que conecta directamente con la literatura de Blasco Ibáñez. La tercera sección, “Veraneantes burgueses en el Cabanyal” describe el microcosmos de esta playa valenciana, en la que se mezclan todas las clases sociales. La cuarta estación lleva por título ”En el mar de Xabia”, que según Vicent es uno de los escenarios de las batallas de Sorolla por apropiarse de la luz del mediterráneo.

En esas cuatro secciones, Vicent va tejiendo las líneas de su relato, de su experiencia personal y de la reconstrucción de su propia memoria frente al mar. “El primer verano de mi vida lo pasé junto al mar, y puede que mi cerebro hubiera absorbido de forma inconsciente el resplandor del sol en la arena y la brisa del mar que expandía el aroma de algas y el calafate de las barcas de pesca”.

-Se dice que Sorolla era un pintor superficial y que retrataba sobre todo la plácida vida burguesa…

-La superficialidad de Sorolla es una conquista muy difícil de alcanzar. No hay ningún otro pintor que haya reflejado con tal maestría cómo incide el sol en la piel del cuerpo humano, y ningún otro que haya pintado de tal forma los cuerpos mojados. La luz de Sorolla tiene toda la profundidad de la materia. Yo también soy un escritor superficial, en el sentido de que para mí la superficie es la verdad.

Es difícil entender la obra de Manuel Vicent sin el escenario del mar Mediterráneo, llegando a ser una referencia de su identidad literaria. En cierto modo ha trasladado el luminismo de Sorolla a su prosa sensual y punzante, convirtiendo la literatura en una experiencia de los sentidos.

-Sorolla es mi territorio estético, nos dice el escritor. Ese es uno de los vínculos entre su pintura y mi literatura.

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