La Magdalena del 2023 empezó con la presentación de un ‘llibret’ extraviado que llegaba a Castelló más tarde de lo previsto y generaba inmensas colas durante el escaso día y medio que se podía conseguir.
Sin embargo parece que el calor y el espléndido sol del primer día de Magdalena, hacía olvidar parte del enfado de muchos que se habían quedado sin pulsera magdalenera tras horas de cola. Ambiente festivo con calles repletas como “desde hacía mucho tiempo”, comentaba la gente. Sin embargo, por la tarde una cabalgata del Pregó falta de ritmo, con parones injustificables y aparente carencia de eficacia en la organización, convivía con el caos de una sillas gratis que nadie entendía muy bien si podía o debía utilizar y con que criterio y que se llenaban con la incerteza de no tener claro si tenían otro dueño legítimo por aquell de ser “gratis”.
Tan esperable como cuestionable también, la alta presencia política en la Romería, marcada por ese horizonte electoral de mayo.
Otro de los comentarios más recurrentes también ha sido el echar de menos los castillos de fuegos.
En cuanto a la Ofrenda de Flores, no poder llenar un tapiz que cada año parece encogerse, también fue triste para muchos devotos y castelloneros. De hecho, horas después, en redes sociales incluso la opinión personal de uno de los vestidores de la Lledonera, que se ilustraba con imágenes del panel de otros años en la ofrenda, compartía una reflexión propia así como un llamamiento a recuperar aquellos inmensos tapices con ramos que había que tratar de colocar como se pudiera. Algo que parece haberse olvidado por la escasez de flores junto con la reducción del número de ofrendas.
En el apartado de civismo, no toda la ciudadanía aprobó, y es que los orines en las esquinas, incluso en zonas con wc higiénicos cercanos volvieron a aparecer. Pese a todo, en cuanto a incidentes graves, aunque sí que hubo que lamentar algún suceso, pero en comparación a otros años y sobre todo, en relación a la gran afluencia de público y masificación, los resultados se perciben como buenos. De hecho, la ciudadanía también ha compartido esa percepción de tranquilidad y seguridad.
