El caso que relata este documental nunca fue juzgado. Cuando se dio a conocer ya había prescrito. Los hechos ocurrieron en el Aula de Teatre de Lleida, entre los años 2001 y 2008. Según su propio testimonio, nueve adolescentes fueron víctimas de abusos por parte de dos profesores del centro. El caso, publicado en el diario Ara, de Lleida, llamó la atención de Isabel Coixet.
“La propuesta de Coixet fue algo inesperado”, nos dice Cristina García, una de las protagonistas del documental.” Nos impresionó su punto de vista, en el que las víctimas no se avergonzaban, vio a mujeres seguras que hablan de su experiencia huyendo del morbo y del trauma”.
“El techo amarillo” fue nominado a los premios Goya y recibió el premio “La otra mirada” en el festival de San Sebastián. Las nueve alumnas relatan el “modus operandi” de su abusador, la forma en la que fue llevando a cabo sus propósitos, lo difícil que fue para ellas detectar lo que estaba ocurriendo en realidad.
“¿Cómo pudo parecernos tan increíble ese individuo? Hay que ser capaz de diferenciarlos”, nos comenta Cristina. “El día que vimos el montaje entero, esas partes tan íntimas, nos identificamos totalmente, el documental está hecho con mucho cariño. Lo importante es hablar del agresor, no sólo de las víctimas, lo vivimos con alivio, fue algo terapéutico, nos sacamos un peso de encima”.
El Festival de Cine y Derechos Humanos, que celebra estos días en Valencia su decimocuarta edición, pone el foco en esta ocasión en la desigualdad de género y en las brechas entre mujeres y hombres.
“Los derechos humanos se han convertido en un arma arrojadiza, y para nosotras son innegociables”, asegura María José Siscar, directora de Humans Fest.” Lo que necesitan los derechos humanos es que se cumplan.
El cine es una herramienta emocional, nos atraviesa, es un elemento de sensibilización, una forma de cambiar conciencias, de poner en duda las normas sociales”.
Humans Fest está organizado por la Fundación por la Justicia, y está conectado con la red internacional Human Rigths Film Network. En esta edición se podrán ver más de cuarenta producciones cinematográficas, entre obras de ficción y documentales. La Fundación por la Justicia entregará a Isabel Coixet el premio “Pau y Justicia”, un galardón honorífico que reconoce la labor de quienes se comprometen por los derechos humanos a través del audiovisual.
“Isabel Coixet nos parecía ideal, nos venía como anillo al dedo”, sostiene Siscar, “una cineasta con proyección internacional que siempre ha tenido una mirada muy personal”.
Después de la proyección de “El techo amarillo”, algunas cosas empezaron a cambiar. El Ayuntamiento de Lleida puso en marcha una campaña de prevención de abusos, poniendo el foco en el agresor. Se reabrieron algunas investigaciones que no habían prescrito. El documental abrió un camino.
“Para nosotras fue una especie de reparación”, nos dice Cristina García. “Éramos nueve mujeres seguras y activas, totalmente funcionales, que contábamos nuestra historia y no caíamos en el victimismo”.