Llega el día del Pueblo Valenciano y ahora que parece que la pandemia empieza a remitir, es momento de mirar hacia delante y buscar vías de superación de nuestros problemas seculares.
Los valencianos más que un problema de vertebración tenemos un problema vertebral, porque es la columna vertebral como elemento articulado y formado por varias piezas el que sostiene el resto del cuerpo, y aquí no tenemos un sistema óseo que nos sustenta. Con esto quiero decir que el problema de la tan gastada falta de vertebración no es, como se nos quiere vender, responsabilidad única y exclusiva de la existencia de diferentes sensibilidades en las diferentes partes de nuestro alargado territorio.
No se puede pretender unificar sensibilidades y sentimientos, porque todos son legítimos y no dejan de ser una diferente e igualmente válida manera de sentirse parte de una misma comunidad, en el sentido humano de la palabra.
La unidad que nuestro himno proclama, y ciertamente necesitamos, no es uniformidad del sentido que sea, sino la propia de los entes vertebrados en los cuales cada parte realiza un movimiento diferente del de las otras, ejerciendo su función, pero todos los movimientos tienen un objetivo común.
Y es aquí donde radica nuestro gran déficit como colectividad. El Pueblo Valenciano está carente de consensos en las cosas que hacen que mejore la vida diaria, se resida en els Ports o en la Vega Baja.
En ese déficit tiene una gran responsabilidad el actual sistema valenciano de partidos políticos, que no de partidos políticos valencianos, porque de esto ninguno de los que tienen representación en Las Cortes ejerce. A esos partidos los interesa más mantener las divergencias y disputas en las cosas más simbólicas y poco importantes, que unirse y liderar a los ciudadanos en reivindicaciones, el logro de las cuales puedan mejorar la sociedad en la cual vivimos.
Como muestra el tratamiento que de la infrafinanciación valenciana se ha hecho. El concepto se repite por unos y por otros como un mantra según su interés de partido. Se crea ‘La Plataforma Por la Financiación’ bajo el control de los mismos partidos políticos que la integran con el fin de controlar la reivindicación y que no se los escape de las manos.
Mientras el Presidente Puig intenta gestar una especie de contubernio de los pueblos pobres y maltratados. Encomiable iniciativa que veremos donde puertas dadas las muchas voces en contra que ha levantado en su propio partido. Una nueva utilización mediática de las miserias valencianas sin conseguir un compromiso por parte de quienes tienen el poder de decisión sobre el tema.
Y en el otro lado, el recién llegado Mazón tiene que estar a estas alturas escondido debajo de alguna piedra alicantina, enrojecido ante los planteamientos radicales y extremistas realizados por los dirigentes de su partido en el aquelarre de la plaza de toros. Mala papeleta tiene el dirigente de los populares valencianos, frente a las hordas de su partido que reclamaron a gritos la anulación de las transferencias realizadas en otras comunidades y la unificación cultural al estilo de la capital del imperio hispano.
Por su parte Compromís, solo saca el tema para joder a su socio de gobierno botánico. Pero ninguno de esos partidos, que han tenido o tienen responsabilidades de gobierno, se ha preocupado de hacer una campaña de explicación a la ciudadanía de la trascendencia que la falta de un tratamiento justo a los valencianos tiene en nuestro día a día, porque los ciudadanos podamos tangibilizar ese palabro de la “infrafinanciación”, de forma que sepamos qué cosas mejoraría en nuestra vida cotidiana que es la que de verdad importa.
Y esto no es casual, porque esa didáctica empodera la sociedad civil y pasa a ser esta la que lidera la reivindicación y esto una vez ocurre ya no se puede parar.
Lo mismo se puede decir otros tantos problemas valencianos, el agua, la agricultura, el sistema educativo, el sistema fiscal… Solo se sienten palabras dirigidas a buscar titulares y no en la gente de la calle.
Ya va siendo hora de salir de este triste cuadro de situación en el cual nos encontramos cada 9 de octubre desde que se perdió la inocencia e ilusión post estatutaria. Resulta necesario un gran acuerdo entre valencianos que ponga las necesidades reales por encima de otros intereses, llegando a acuerdos con unos y con otros, sin importar más obediencia que la estrictamente en el Pueblo Valenciano.
Alfredo García-Petit.
Responsable de Relaciones Institucionales de Demòcrates Valencians.