Castelló ha finalizado una más que atípica semana de Magdalena a la que además de agua, le han caído infinidad de comentarios y críticas. Una programación, pensada para unos condicionantes de pandemia y que después no siempre ha sabido adaptarse, una meteorología inestable y unas decisiones de último momento que han levantado muchas ampollas, han formado parte de nueve desconcertantes días.
Actualitat Valenciana recoge hoy, 48 horas después del Vitol, y tras una valoración oficial positiva que habla del revulsivo que han sido estas fiestas para la economía, algunos de los comentarios más recurrentes junto con las anécdotas o críticas de quienes han vivido la fiesta ya sea desde dentro o desde fuera de colectivos implicados directamente. Un decálogo o anecdotario de “alteraciones” de las que fueron testigos cientos o miles de personas y que han llenado conversaciones estos días:
1.- Cronológicamente, el primero fue el parón de la mascletà anunciadora, que empezaba sin las Reinas, por la llegada de la comitiva de fiestas y que se interrumpía después para que la encendieran de nuevo.
2.- La cancelación de la cabalgata del Pregó que se hacía pública apenas una hora y media antes del inicio previsto y que creaba malestar y desconcierto en muchos colectivos y que además mucha gente no entendía, pese a que la organización hablaba de que se trataba de una decisión “por no poder garantizar las condiciones de seguridad”.
3.- La disolución por la Policia Local, de un pasacalle espontáneo que algunos entes festeros decidieron ofrecer esa misma tarde del Pregó, cuando cesó la lluvia, por calles peatonales del centro de Castelló y que generó un aluvión de críticas poniendo además en evidencia cierta descoordinación entre miembros del equipo de gobierno a la hora de conocer y ejecutar decisiones no siempre consensuadas.
4.- La salida tardía de la Romería de les Canyes y la repetida, ‘clásica’ y siempre cuestionado decisión de si forma o no parte del protocolo el que las autoridades asistan a la concatedral a la Misa de Romeros o finjan únicamente la salida de Santa María.
5.- El caos organizativo del Desfile de Penitentes, en la Tornà de la Romeria, en la parte de una procesión religiosa en la que, al parecer, no se localizaba a la máxima autoridad eclesiástica. De hecho, algunos de los presentes aseguraron, no sin cierto grado de humor, que desde la organización “se había perdido al obispo“.
6.- La cancelación del Pregó Infantil, pese a que el anuncio esta vez se hizo con tiempo suficiente y además la decisión de pasarlo al domingo permitió que muchos de los participantes adultos que debían acompañar a los niños en ese lunes festivo, también pudieran hacerlo.
7.- El cambio del recorrido de los desfiles, que pese a estar pensado para que discurriera por calles más anchas cuando se planteó meses antes con una situación epidemiológica distinta fue cuestionado por muchas personas al no haberse pensado de un modo algo más circular “para no finalizar en un punto tan alejado del centro”, según apuntaron muchas personas.
8.- La crítica en redes sociales de que nadie se percatara que de que en el desfile de animación, pensado en especial para los niños, una charanga entonara canciones con letras “poco adecuadas” para un público infantil. Y eso pese al loable trabajo de todos los artistas que desfilaron bajo la lluvia con la magia de sus espectáculos los espectáculos
9.- Silbidos y desconcierto en la primera sesión del videomapping ‘Nits de Llum, el espectáculo del 75 aniversario”, a las 20:30 del viernes en el que no se pudieron apagar las luces de la Plaza Mayor, y por tanto no se pudo ver “porque no se localizaba a los responsables de las brigadas que tenían que apagar las luces para la proyección”, según reconocieron los propios técnicos de sonido que pidieron ayuda al Policía Local en ese momento en el ayuntamiento para hacer llamadas buscando alternativas.
10.- Un tapiz que no logró llenarse de flores en la Ofrenda a la Mare de Déu del Lledó pese a que la organización redujo este año su tamaño a la mitad en previsión de una menor participación por las precipitaciones previstas y de ramos más humildes por la situación económica.
