Tras meses y meses de enfrentamientos y protestas entre ayuntamiento y un sector de los vecinos, diseños modificados, remodelaciones, ajustes y problemas inesperados pero sobre todo, innumerables molestias para el tráfico rodado y peatonal, la polémica reforma de la avenida de Lledó está llegando a su fin.
De hecho, este viernes, según anuncia la agenda municipal, la alcaldesa de Castelló, Amparo Marco, el concejal de Movilidad Sostenible, Jorge Ribes, y el concejal de Urbanismo, José Luis López, visitan la Avenida Lidón con motivo de la recepción de obras.
El hecho se produce poco más de un mes antes del inicio de las fiestas de la Magdalena y con tiempo suficiente para que en periodo electoral, el recuerdo de las molestias quede diluido y se retome el fluir de los paseos entre el centro de la ciudad y esta arteria que conduce a Lledó.
Así la remodelación urbanística que políticamente más ha utilizado la oposición del gobierno municipal, sacándole un rédito tan constante como cansino en determinadas ocasiones, es ya una realidad guste o no guste.
En el bando de quienes la han defendido, la bajada de emisiones que supondrá la eliminación del tráfico rodado y el proyecto de esa ciudad “más sostenible y más amable para los peatones”. En el bando contrario, las molestias y las pérdidas económicas de los comercios, la eliminación de plazas de aparcamiento o las dificultades añadidas para el acceso, hasta ahora con vehículos a motor, de viviendas, colegios y otros espacios.
Atrás quedan las protestas político-vecinales, la bandera de los fondos europeos y su uso ejemplificador en Castelló o los obstáculos “de piedra” que durante algunas semanas soliviantaron la opinión pública, como la posibilidad de mover elos emblemáticos Bous de Lledó. De momento, este viernes 3 de febrero, está prevista la recepción de obra acompañada de las declaraciones del equipo de gobierno, a los pies de Tombatossals, a las doce del mediodía.
