viernes, 19 abril 2024

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La cremà pone el punto y final a las fallas más malditas de la historia

Pese a la pandemia, la lluvia, el granizo, el viento y las caídas de monumentos los falleros han dado la talla con nota estas fiestas

Han sido unas fallas que han pasado examen a los falleros y las han aprobado con nota.

Unas celebraciones marcadas por la suspensión de las fiestas el 14 de marzo de 2020 cuando Ximo Puig anunciaba la suspensión de las celebraciones tras la declaración del Estado de Alarma. En ese momento se detenía la maquinaria fallera y el colectivo festero contenía el aliento en un momento que no se repetía desde la guerra civil española.

Pese a los intentos de celebrar las fallas, una versión muy light se pudo hacer en marzo de 2021, una agenda cargada de actos virtuales en un momento de la pandemia marcado por la cuarta ola de coronavirus y en una situación en la que la hostelería de forma tímida podía volver a subir la persiana.

Las fallas finalmente tenían fecha, del 1 al 5 de septiembre. Sin embargo las adversidades meterológicas marcaron la semana fallera poniendo a prueba el pulso de los artistas falleros. Tras la retirada de monumentos de Feria València como un símbolo de que “lo peor había acabado” el tiempo tenía mucho que decir: primero una tormenta de verano y posteriormente una despiadada DANA marcaron la plantà. Centenares de monumentos sufrieron daños por el agua, el viento y el granizo.

Para colmo de males los falleros tuvieron que pasar el examen del jurado sin apenas tiempo en muchos casos para reparar daños, sin embargo los miembros de Junta Central Fallera fueron “venebolentes” con los afectados.

No sin incidentes como el vandalismo las fallas han estado en el punto de mira por los protocolos covid, se trata de las primeras grandes fiestas de España que se realizan tras la pandemia y supone la prueba de si se pueden o no celebrar festejos de esta magnitud en otras ciudades de España. Las circunstancias de la pandemia obligan a ser rigurosamente estrictos, pues la experiencia ha demostrado que cualquier desliz hace disparar los contagios.

La Ofrenda, con extremas medidas y un sol radiante también puso a prueba a los falleros, acostumbrados a una indumentaria regional propia del fin del invierno lucieron en pleno verano sus trajes de gala para pasar ante la Mare de Déu sin incidentes pese a lo poco lucido del acto por las circunstancias.

La cremà, no exenta de incidentes puntuales en algunas comisiones, ha puesto el punto y final a unas fallas que en muchos aspectos era necesarias: como un éxito moral “açò també passará” hace ver que en la pandemia también se puede divisar la luz al final del túnel con la vacunación.

Sin embargo es pronto para cantar victoria, harán falta dos semanas para ver si la semana fallera dispara o no otra vez la tasa de contagios y se puede hablar de unas fiestas seguras. De los resultados que dé Sanitat también dependerá la relajación de medidas o su mantenimiento.

Para los falleros hay ahora otra pregunta, si en circunstancias normales tienen todo un año para volver a alzar los nuevos monumentos, ahora sólo cuentan con medio año para ponerse a trabajar siempre y cuando las circunstancias de 2022 permitan una semana fallera en pleno marzo. Si algo ha enseñado la pandemia es que los planes a largo plazo son complicados de hacer.

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